sábado, 26 de marzo de 2016

¿POR QUÉ DIGO "SÍ", CUANDO QUIERO DECIR "NO"?



¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que aceptaste hacer una cosa que en realidad no querías? A todos nos ha pasado, alguna vez o no...Te invitan a una cena, que no te apetece ir porque vas muy cansado/a, pero dices “sí, claro, vendré”. Tu tía te regala un jersey con dibujitos horribles por navidad y al preguntarte si te gusta, le dices: “sí, me gusta”.
Hay varias razones por las que nos cuesta decir “no”. Por supuesto, dependerá de la situación y de la persona. Habrá situaciones en las que es bastante difícil dar la respuesta “no”, como cuando tu jefe/a te pide que te quedes a una reunión muy importante después de tu horario de trabajo. En cambio, existen otras situaciones en las que decir “no” suele ser más fácil.
Algunos de los motivos más comunes que nos dificulta decir “no” son:
- Para evitar un conflicto. Si sabemos que negarnos puede generar una situación conflictiva, generalmente tendemos a ceder. Sobre todo si esta situación es significativa, como en el ejemplo del jefe y la reunión.
- Para no hacer sentir mal al otro/a, que se traduce, a veces, en un sentimiento de culpabilidad. Muchas veces, sin darnos cuenta, creemos que el otro se sentirá mal si nos negamos. No podemos saber cómo va a sentirse la otra persona, sin embargo, nos dejamos guiar por lo que nos imaginamos.
- Para ser aceptados/as. Aquí damos más importancia a imaginarnos qué pensarán los otros de nosotros/as. Tememos sentirnos rechazados/as.
- Por pensar que no tengo derecho a negarme. Suele estar relacionado a una baja autoestima, donde damos por hecho que las necesidades del otro son más importantes que las propias y cuando nos piden alguna cosa, inmediatamente los atendemos.
En todos estos casos, aparece una emoción: el miedo. Miedo al conflicto, miedo al rechazo, etc. Son diferentes maneras de decir al mundo que el otro es más importante que yo. Y si seguimos repitiendo este patrón, más pronto o más tarde, hay unas consecuencias, ya sea a nivel emocional (baja autoestima) o alguna patología física, ya que nos estamos desvalorizando.
La dificultad para decir “no” es una conducta humana adaptativa y viene influenciada por la educación recibida, el entorno familiar, las propias experiencias, las creencias, etc. Como en todas las circunstancias, se puede ir fluyendo con los acontecimientos que la vida nos presenta. Sin embargo, existen los extremos, es ahí donde es aconsejable hacer un cambio.
Si una persona siempre dice “no”, puede ser que vaya a tener problemas sociales, en sus relaciones. Se suele tachar de una persona muy egocéntrica, incluso egoísta, quien siempre se dice “no”. Estas personas, que a primera vista pueden parecer muy seguras de sí mismas, suelen tener poca capacidad para empatizar con las necesidades de los otros. La energía que transmite una persona que constantemente se niega a hacer cosas, a participar, a ceder, etc., suele ser muy densa.
En el otro extremo, aquellas personas que no saben decir “no”, viven su vida resolviendo las necesidades de unos y otros, anulándose a sí mismas y a sus propias necesidades y deseos.
Decir “no” puede costar cuando implica ir en contra de las expectativas o deseos de otros, es decir, cuando nos piden alguna cosa o esperan una cosa de nosotros, ya sea una reacción determinada, una opinión, una conducta o cuando el otro manifiesta su deseo y depende de nosotros satisfacerlo.
El conflicto surge cuando se encuentran dos necesidades opuestas. Si alguien nos pide hacer una cosa que sí deseamos hacer, no hay conflicto. Son dos necesidades que van hacia la misma dirección. Pero si nos piden hacer una cosa que no deseamos hacer, es cuando entramos en conflicto. Hemos de decidir a qué necesidad le daremos la prioridad, si a la nuestra, o a la suya.
El problema de no saber decir “no” es que después hemos de afrontar las consecuencias. Nos obligamos a vivir situaciones que no deseamos. Incluso llegamos a crearnos un argumento, para auto-convencernos que es lo que nosotros queremos, cuando en el fondo, no es así. Por eso, es importante reconocer cuál es nuestra necesidad o deseo, y decidir si esto es una prioridad para nosotros en este momento, o si estamos dispuestos/as a ceder a los deseos del otro. No es lo mismo ceder porque me siento obligado/a a hacerlo, que ceder porque yo lo decido así. De igual manera, podemos aprender a decir “no” si esto significa poner atención a nuestras propias necesidades y atenderlas, de hecho, es señal de una saludable autoestima. A veces, hemos escuchado que decir “no”, para satisfacer nuestras necesidades es egoísmo y, en realidad no lo es, si sabemos cuando queremos ceder y cuando no.
Es importante, para aprender a decir que “no”, saber reconocer cuál es tu necesidad, deseo o interés. Una vez que lo identificas, sólo tú podrás decidir si en este momento tu necesidad es una prioridad para ti, o no lo es. Nadie puede decidir esto por ti.
Ideas para aprender a decir “no”:
1. Pregúntate si lo que te están pidiendo es una cosa que tú realmente deseas hacer. Piénsalo detenidamente, no te dejes llevar por el impulso de decir “sí”. Observa si lo que tú realmente deseas es hacerlo o no, independientemente de los deseos o expectativas del otro.
2. Tómate tu tiempo antes de responder. No des una respuesta en ese momento, puedes decir algo como: “deja que me lo piense y te digo alguna cosa”, o “he de comprobar si no tengo otros compromisos, y te lo confirmo mañana”. Esto te puede ayudar a observarte con calma si lo que te están pidiendo es algo que quieres realizar o no.
3. Pregúntate si tienes el tiempo para hacerlo. Muchas veces no es que no quieras complacer al otro, simplemente no dispones del tiempo. Evalúa tus prioridades y si decides que puedes dedicar algo de tu tiempo al otro sin afectar tus proyectos, adelante. En caso contrario, es mejor decir “no”.
4. Puedes buscar un punto medio. Cuando te das cuenta que no quieres realizar exactamente lo que te piden, sin embargo, estás dispuesto a buscar un acuerdo, donde las dos partes cedan un poco. Entonces, dices “no”, y propones una alternativa. Puedes decir algo como: “mira, hoy no puedo ayudarte con esto, mañana sí que podría tener una hora para hacerlo”.
5. Si vas a decir “no”, sé honesto y amable. Tal vez lo mejor sea decirle al otro que no puedes porque tienes otros temas pendientes, sin tener que entrar en detalles, y decirlo de una manera amable y con seguridad. Es importante que al decir “no”, no entres en la emoción de la culpabilidad, ni te sientas mal de decirlo. Puedes practicar. No todo se consigue enseguida. Se trata que puedas decir “no” con la seguridad que es tu decisión y que tienes todo el derecho de negarte. Recuerda que es señal de una saludable autoestima. Es mejor decir “no” con una sonrisa, que con cara de culpa, no crees?
Es importante que sepas qué es lo mejor para ti, qué va con tus planes y proyectos y qué no. Así es como podrás ser tú quien decida cuando decir “sí” y cuando decir tranquilamente “no”, responsablemente.
Si te cuesta, empieza a entrenarte con pequeñas cosas, como por ejemplo, cuando alguien se te “cuela” en la cola del súper: dices, con una sonrisa, que estabas tú primero.
Si siempre dices “sí” a los otros, te estás diciendo “no” a ti mismo/a. ¡Tú decides!
¡Que seas muy feliz! Gracias.
Maria Iglesias
Coaching, PNL y Psicosomática Clínica
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