En los
últimos años se ha puesto de manifiesto cómo la herencia que recibimos de
nuestros ancestros va mucho más allá de la parte física (color de ojos, forma
de la cara, estatura, tendencia de peso, etc.). Cada vez más podemos observar factores de
carácter, incluso circunstancias problemáticas que se repiten al igual que
vivieron algunos de nuestros antepasados.
Actualmente
existen estudios que indican que la información se transmite de generación en
generación a través del ADN. Si analizamos algunos de los conflictos que
vivimos o hemos vivido, nos podemos preguntar si alguien de nuestra familia ha
vivido circunstancias parecidas a las nuestras.
Una de las
situaciones más comunes que han sufrido las mujeres a lo largo del tiempo son
los abusos sexuales en muchos casos por miembros de la propia familia o
personas cercanas, incluido el marido. Saber si la abuela fue víctima de abusos
o no, seguramente quedará como secreto que se llevará o se llevó a la tumba, ya
que esas cosas no se cuentan… (había un dicho popular que decía que “la ropa
sucia se lava en casa”). Y, ¿por qué no se cuentan? Supongo que por vergüenza.
Muchas veces se le atribuye la culpa, todavía hoy, a la víctima, atacándola de
provocar o de ceder o consentir en las relaciones.
Párate
durante un momento y recuerda cómo era la vida de tus abuelos o pregunta (si
tienes familiares mayores) cómo era su vida o la de tus bisabuelos,
concretamente si ellas eran felices o tuvieron que “aguantar” a maridos
mujeriegos, puteros, abusadores o fueron infieles o tuvieron alguna
problemática con hijos (abortos, exceso de hijos). Con eso ya puedes hacerte
una idea de cómo fue su existencia y si tu vida amorosa no es la que deseas,
puede que eso te esté influenciando.
Otros
programas habituales que podemos heredar del linaje femenino son los de
sumisión (o todo lo contrario), inseguridad, timidez, baja autoestima,
manipulación, obesidad, enfermedades en órganos genitales, infertilidad, etc.,
relacionados con sufrimientos que se han vivido en generaciones anteriores. También
es cierto que afortunadamente se han heredado programas de mucho valor que hace
a la mujer fuerte, sabia, conciliadora, delicada, sensible, etc.
Tal vez
estás repitiendo algún programa de un ancestro y si eso no es útil para ti hoy,
se puede cambiar y transformarlo. Tomar conciencia es el primer paso. Es
necesario abrir la mente y aceptar que hay diferentes factores que pueden
afectar a los conflictos actuales y con acompañamiento profesional se puede
avanzar muchísimo.
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¡Feliz día
y adelante!
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Máster-Trainer en PNL, acompañante en BioPsicoSomática
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