Desde pequeña que
no soportaba esta palabra, teniendo en cuenta mi educación en un colegio de
monjas. La disciplina era para mí, la obligación, tener que hacer las cosas
porque toca hacerlas, porque sí, porque siempre se ha hecho así, y punto!
Claro está,
disciplina y yo, no hemos sido muy amigas desde entonces. Siempre he huido de
ella. He intentado evitarla a lo largo de mi vida, inventándome cualquier
excusa: “la disciplina no es lo mío”, “no tengo tiempo para hacer depende qué
cosas”, etc.
Con los años he
ido cambiando muchas cosas en mi vida. Una de ellas, ¿por qué no? hacerme amiga
de disciplina.
Se define
disciplina como la capacidad de enfocar los propios esfuerzos en conseguir un
fin. Etimológicamente disciplina hace referencia a la instrucción dada a un
discípulo; del latín discere, que
significa aprender. Su propósito es adaptar el carácter y el comportamiento de
un individuo para conseguir una eficiencia máxima en alguna tarea.
¿Y para qué me sirve
hoy la disciplina?
1.- Para
organizar mejor mi tiempo
2.- Para mejorar
mi salud
3.- Para
conseguir mis objetivos personales y profesionales
Simplemente con
estas tres razones, ya me es útil facilitar mi relación con ella.
Primera razón,
para organizar mejor mi tiempo: En la vida actual, llena de retos, una de las
cosas que me propongo es organizar mejor mi tiempo. En mi caso, no tengo unos
horarios fijos, por lo que en más de una ocasión es fácil dejar para luego o
para mañana alguna de las tareas a realizar. Al entrar en este tipo de
dinámica, con la rutina diaria, casi siempre interrumpida por las urgencias que
hay que atender rápidamente, no logras terminar con lo propuesto (normalmente
alguno de tus sueños). Lo podríamos llamar: la técnica del posponer (posponer
tus sueños, tu felicidad). Cuando haces una lista con tus tres principales objetivos
o sueños y lo comparas con lo que realmente haces cada día para conseguirlos,
tal vez te des cuenta de que no haces las cosas que están entre las que realizas
a diario para conseguir tus metas. Por eso, cuando te planteas la vida que
deseas llevar, digamos por ejemplo, dentro de 5 años, si no empezamos ahora a
hacer cosas concretas que nos acerquen a nuestro objetivo, nunca lo
conseguiremos. Así que, ¡adelante con nuestros sueños!
Segunda razón,
para mejorar mi salud: Sí, la salud, eso que todos deseamos y que no siempre
atendemos. La disciplina, en este caso, es de gran ayuda para dar los pasos
adecuados para conseguirla o mantenerla. En nuestra salud física, muchos son
los factores que nos pueden afectar. Me voy a centrar aquí en sólo dos: una
buena alimentación y ejercicio físico.
Una alimentación
consciente, con buenos alimentos, sanos, ecológicos, sin aditivos químicos, en
ocasiones macrobiótica o vegetariana y puntualmente (con cierta flexibilidad)
dieta mediterránea o local. Darle a nuestro cuerpo aquello que le nutrirá y
servirá para tener buenas digestiones y la energía necesaria para estar activo.
El ejercicio
físico para mantener un nivel de vibración alto. Una vida sedentaria, con
muchas horas delante de un ordenador, como es mi caso, necesita movimiento para
compensar.
Algunos de
nuestros abuelos se pasaban los días trabajando en el campo, muy activos,
muchos de ellos han vivido muchos años, con una calidad de vida bastante bueno.
Creo que hay que des-aprender el hábito de pasarse horas delante del televisor
y re-aprender a conectar con nuestra energía y cuerpo, dándole movimiento
consciente. Aquí entran en juego las preferencias de cada uno/a, edad,
situación, disponibilidad, etc.
Veo muy a menudo
personas adultas que no se atreven a mover sus cuerpos más allá de lo
políticamente correcto. Me explico. En formaciones que facilito a las personas,
propongo a veces que caminen por la sala, despreocupadamente, a menudo al ritmo
de alguna música. Pues en muchos casos, les entra una especie de risa (mezcla
de nerviosismo o vergüenza). Tal vez preguntándose: qué cosas más raras nos
está pidiendo Maria…
De pequeños tal
vez nos decían: estate quieto/a, no te muevas, sé buen chico/a y quédate aquí.
Ese mensaje, grabado en nuestro más profundo inconsciente, lo seguimos
arrastrando en nuestra mochila durante toda la vida, si no somos capaces de
darnos cuenta de que lo llevamos y hacemos algo para cambiarlo. Yo lo llevaba…
Por eso, os animo a hacernos amigos de nuestro cuerpo, dándole el movimiento
que necesita: caminar, correr, danza, yoga, gimnasio, lo que queráis para tener
un cuerpo más operativo. No te olvides que tu cuerpo te acompañará durante el
resto de tu vida!
Y la tercera
razón: para conseguir mis objetivos personales y profesionales. Si hay algún
aspecto de mi vida que no funciona como yo deseo, la disciplina me va a ofrecer
una buena herramienta para conseguir mi objetivo. Primero, voy a dirigir mi
atención para saber qué es lo que realmente quiero. A partir de ahí, detallo un
plan de acción, asumible, real. Con disciplina consigo poner la energía a mi foco,
a mi sueño, a mi deseo. Con el tiempo, tal vez se convierta en hábito. Ahora,
con mi amiga disciplina lo voy a incorporar en mi rutina diaria y voy a ir
celebrando a medida que consigo acercarme a mis sueños.
Si quieres algo, ¡a
por ello! ¡Te mereces lo mejor!
Entre todos,
siendo más conscientes de nuestra propia vida, podemos mejorar el mundo. Todo
empieza en cada uno/a.
¡Que seas muy
feliz! Gracias.
Maria Iglesias
No hay comentarios:
Publicar un comentario